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¿Alguna vez se sintió culpable por no haber escrito “amén”, en una publicación en Facebook, de un niño enfermo con cáncer, o un traicionero de su religión, por no haber compartido una imagen de Jesús?
Con el afán de alcanzar reconocimiento de marca, incrementar el tráfico hacia sus sitios Web o lograr crecimiento en el tamaño de sus comunidades digitales, muchas empresas, utilizan la estrategia de conmover a las personas con niños enfermos, imágenes religiosas y otras estrategias “sucias” para alcanzar sus objetivos.
Por ejemplo, si usted es un católico en todo el sentido de la palabra, sentirá que el cielo ya no es lo suyo, ni le alcanzarán las súplicas por haber ignorado una imagen de Jesucristo, y no haber escrito “amén” al pie de la foto.
¿Por qué lo hacen las empresas?
Algorítmicamente, la sumatoria de likes, comentarios y veces que es compartida una publicación, genera a las empresas, un mayor posicionamiento en los motores de búsqueda de la plataforma, lo cual se verá reflejado en un mayor número de personas que reconozcan la marca, y, en la ruta comercial, se verán cuantificadas en conversiones. Palabras más, palabras menos, en ventas.
Consciente de esto, hoy en día, Facebook ha cambiado mucho sus algoritmos a partir de estas empresas y personas que quieren alcanzar visibilidad a toda costa, y, su algoritmo varía muy seguido, para garantizar a los usuarios, que el contenido que vean, en su sección de noticias, sea realmente de su interés.
Inclusive, publicaciones como «Él puso ajo en sus zapatos antes de acostarse y lo que sucede a continuación es difícil de creer», cuyo único propósito es dejar la incertidumbre en el lector para obligarlo a ingresar a la Web, han sido cuestionadas, y también forman parte de las llamadas “guerras por tráfico”, que deben ser combatidas.
En conclusión, utilice la lógica y no le regale su tiempo a este tipo de empresas engañosas que buscan ser reconocidas a toda costa y a cualquier precio, pues, como leí en algún meme por ahí: “tus likes no ayudarán a que este gatito recupere sus piernas”. Y no se sienta culpable por no haber pulsado «amén» al pie de una imagen.